"La felicidad es una puerta que se abre hacia afuera"
Esta simple frase contiene para mí, una magia única e increible.
¿Quien no desea encontrar la felicidad?¿cómo la busco?¿dónde la busco?
"Donde está el Espíritu del Señor, alli está la libertad" 2Cor. 3,17
Requisitos:
º Plena disponibilidad a escuchar el Espíritu del Señor.
º Disponernos a cambiar nuestra mentalidad.
º Adherir plenamente a su voz.
NO decidido a lo negativo que aflora en nuestro corazón, cuando sentimos la tentanción de acomodarnos a formas de actuar que no son conformes al Evangelio.
SI convencido a Dios cuando sentimos que El nos llama a vivir en la verdad y en el amor.
Hay un vínculo muy fuerte entre la Cruz y el Espíritu.
Tal vez una contradicción aparente o sin sentido.Lo mismo sucede cuando experimentamos en nosotros una "poda" o un "corte" por parte de Dios mismo.Casi en el mismo momento probamos que esta poda o este corte es fuente de luz nueva, de paz, de gozo, de amor, de libertad interior, de realización de uno mismo.
Puerta abierta al Espíritu y nos descubrimos CADA VEZ MAS LIBRES DE AMAR.
Hay sólo dos dias al año en los que no podés hacer nada. Uno se llama "ayer"y el otro se llama "mañana",por lo tanto hoy es el día justo para amar,creer,hacer y principalmente , vivir.(Dalai Lama) Con esta frase de Dalai Lama quisiera empezar este blog que en realidad empezó así no más...sólo como un espacio para escribir mis pensamientos y reflexiones.
"Espiritualidad" es una palabra desafortunada.
El "espíritu" de una persona es algo valorado en la sociedad moderna, pues indica lo más hondo y decisivo de su vida: la pasión que la anima, su inspiración última, lo que contagia a los demás, lo que esa persona va poniendo en el mundo.
El "espíritu" de una persona es algo valorado en la sociedad moderna, pues indica lo más hondo y decisivo de su vida: la pasión que la anima, su inspiración última, lo que contagia a los demás, lo que esa persona va poniendo en el mundo.
El espíritu alienta nuestros proyectos y compromisos, configura nuestro horizonte de valores y nuestra esperanza. Según sea nuestro espíritu, así será nuestra espiritualidad. Y así será también nuestra religión y nuestra vida entera.
Cuidar la espiritualidad cristiana es reavivar nuestra religión.
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